domingo, 7 de septiembre de 2014

RadioJoshua - Disco de la Semana - Colección Avándaro No 1 de Three Souls in my Mind

RadioJoshua con una recomendación más que agradable a los oídos ... En una época donde el Rock fue perseguido por el gobierno, de una era donde ser joven y perseguir los sueños de cambio era una actitud condenable, de la era post Woodstock y que por accidente cultural llegó tarde a nuestro país, el Flower Power, la psicodelia y mucho blues, de la época que vivieron nuestros padres y que nos heredaron 43 años después casi con la misma represión, el grupo que cerró el festival de música más importante en nuestro país del Siglo Pasado, los sueños rockeros en inglés de un joven de clasemedia que permearon a una juventud llena de ilusiones y esperanzas robadas tras el Halconazo y Tlatelolco, la crónica de toda una generación, el disco que retrató una década y del que se quiera o no, hay todo un legado permanente en nuestros días


Three Souls In My Mind - Colección Avándaro No 1




Para ti, que a las personas no las guardas en la mente sino en tu corazón, en tu mente inquieta y que ha vivido tantas cosas que me cuentas, para ti que tu valentía te ha llevado a sortear dificultades, por ti, una oración por todos los que se han ido primero y que tu llevarás siempre en tus recuerdos ...
Ahora tiene alrededor de 70 años, pelo entrecano pero la mente llena de recuerdos, a veces le daba por dibujar sus memorias en trozos de papel, a veces añoraba con aire de nostalgia esas épocas en que se sentaba alrededor del viejo fonógrafo de la casa de su abuela a escuchar RadioCapital, o La Pantera, ahí permanecía por horas escuchando los grupos de la vieja guardia, tenia por afición dejarse el pelo largo, recortar las noticias del Heraldo de México en su sección de espectáculos, dejarse crecer la barba y extrañar esas tardes de vinilos de 45 revoluciones que se llevaban en los maleteros a las fiestas, era una época distinta, siendo joven le tocó recordar esos años de la Olimpiada de México 68, el país le daba una cara de progreso a todo el mundo y se ensuciaba las manos y el alma con la sangre de toda su juventud rebelde y llena de esperanzas de cambio en la plaza de Tlatelolco (un lugar donde convergen las 3 grandes etapas históricas de nuestro país y también donde terminaron los sueños de la única y real Primavera Mexicana) ese año mientras John Carlos y Tommy Smith levantaban su puño envuelto en un guante negro hacia el cielo del estadio Olímpico, mientras Bob Beamon surcó el cielo del pedregal al saltar casi 9 metros en una marca que duró más de 50 años en superarse, pese a todas esas proezas atléticas, todo mundo iba a recordar siempre al pasar los años la Matanza de Tlatelolco, a ese joven que en vida llevó el nombre de Parménides García Saldaña iba a escribir en ese mismo año su novela Pasto Verde, el shangri la de una corriente literaria llamada Literatura de la Onda, una de las expresiones contraculturales más importantes de nuestro país de mediados del siglo pasado, una especie de Generación Beat Región 4 iba a encontrar un campo fértil de expansión en las letras de varios escritores como José Agustín, Gustavo Sainz y René Avilés, fue considerada literatura de muy bajo nivel, después de la tragedia de Tlatelolco hubo muy pocos espacios para la expresión de este tipo de obras, 3 años después a la sombra aún de lo sucedido en 1968, otra manifestación juvenil fue brutalmente reprimida en las calles aledañas a la Escuela Normal de Maestros, a ese hecho se le conoció como El Halconazo, grupos paramilitares fueron los encargados de teñir de rojo una vez más con sangre estudiantil la pisoteada y vejada memoria de nuestro país, México una vez más de luto por sus estudiantes, una vez más reprimida hasta el hartazgo cualquier tipo de manifestación contra el gobierno, ante este hecho era casi imposible de imaginar lo que habría de suceder en septiembre de ese mismo 1971, por el mes de julio de ese año, apenas un mes después del genocidio, un joven promotor de música llamado Armando Molina se encontraba promocionando a dos de los grupos de Rock más importantes de la escena de la ciudad de Guadalajara, en ese entonces trabajaba para Jaime Almeida y Justino Compeán y escribía guiones para Luis de Llano, la empresa para la que prestaba sus servicios (Televisa) se le había ocurrido la idea de realizar un Festival de Música y una carrera de autos en el pequeño pueblo de Valle de Bravo en el Estado de México, los organizadores del evento le entregaron un cheque de 40 mil pesos para que Molina contratara a los músicos que habrían de tocar los días 11 y 12 de Septiembre, Molina siempre fue un personaje entregado a la música, fue guitarrista del seminal grupo La Máquina del Sonido y era promotor de una de las mejores bandas de rock Mexicano de todos los tiempos (y quizás una de las menos conocidas), era el encargado de conducir los hilos de la legendaria agrupación El Ritual, oriundos de Tijuana y poseedores de un enorme carisma en el público del norte del país, Molina ayudó a que grabaran su material homónimo de 1969 que daba muestras de una madurez lírica y musical sin precedentes en latinoamérica, llegó a decirse que sus influencias eran tan poco conocidas que resultaban muy originales, incorporaron elementos muy ajenos al rock como las flautas y otros instrumentos de viento, Frankie Barreño fue el líder de esta banda que dejó inconclusa su obra llamada La Tierra de la que te Hablé, un proyecto muy ambicioso, Molina también era el mánager de otra agrupación de la onda hippie llamada Peace and Love que provenían de Monterrey, el festival comenzó a tomar forma, se organizaron a la par de la música una carrera de autos en las inmediaciones de Avándaro, pueblo cercano a Valle de Bravo, la idea era un festival de dos días de duración con algunos grupos que iban a amenizar la ocasión y el resultado fue para los organizadores desastroso y para la historia musical de México fue un momento mágico, el día 11 de Septiembre de 1971, a la sobra de los árboles y del campo pastoril, se tendió una carpa con un escenario improvisado para los músicos, la asistencia esperada al evento era de apenas 15 mil personas, la cifra no oficial menciona que al lugar llegaron alrededor de 450 mil personas, el día anterior a la apertura del evento se había probado el equipo de sonido y sólo se observaban algunos cientos de asistentes, sin embargo, el hambre de música, la comunidad hippie, las drogas y es ambiente festivo que solo las masas populares que se mueven por un motivo común pueden expresar, la fiebre que se dio por llegar desde cualquier punto de la república a Avándaro no tuvo ni tendrá punto de comparación jamás, ese día, el epicentro del frenesí musical de toda una generación llegó ahí, como si fuesen convocados por alguna fuerza sobrenatural, nada explica el enorme poder de convocatoria, nadie explica la forma a veces francamente imposible de transportar y alojar a tantas personas en un solo lugar, la carretera hacia Toluca (que es parte de la Carretera Panamericana) se convirtió en un enorme lugar de peregrinación de toda la juventud, un éxtasis masivo que solo los eventos míticos como éste pueden imaginarse alguna vez, por eso sólo hubo un Woodstock, por eso sólo hubo un Avándaro, el festival abrió con la presentación de un performance de la UNAM dirigido por Carlos Baca que interpretaron la ópera Rock Tommy de The Who, los hermanos Arau y su grupo La Ley de Herodes y uno de los grupos más transcendentales de la historia del Rock de Guadalajara, un grupo que llevaba por nombre La Fachada de Piedra y que era  una de las bandas más importantes de esa ciudad con un concepto único en cuanto a instrumentación y lírica, tradicionalmente se dice que el festival abrió a las 7 pm con la presentación de los Dug Dug's, ese grupo inmortal del maestro Armando Nava quien desde Tijuana había llegado a la Ciudad de México para deleitar a un público que gustaba de su música que fue denominada Onda Chicana, música que buscaba un espacio dentro de la naciente escena rockera del país, los Dug Dug's fueron el grupo que le tocó iniciar un festival que a esas horas ya recibía una torrencial lluvia y el escenario no era tan apropiado para proyectar un sonido que habría de ser escuchado por más de 400 mil personas, esa tarde de Tenantongo (lugar exacto donde se realizó el festival) el escenario fue invadido por alrededor de mil personas momentos antes de que los Dug's iniciaran su presentación, las torres de iluminación fueron muy pobres para alumbrar un área de alrededor de 4 hectáreas, le siguió el grupo El Epílogo, después La División del Norte (cuya presentación solo es recordada por la presencia de Alma Rosa González conocida como 'la Encuerada de Avándaro'), Tequila y Peace and Love (cuya actuación fue censurada en la transmisión de radio por interpretar los temas 'Marihuana' y 'Tomemos el Poder'), llegó el turno de una de los mejores grupos mexicanos de todos los tiempos, El Ritual comenzó su presentación y a los pocos minutos se fue la energía eléctrica, Bandido subió a tocar iluminándose únicamente con un foco y al siguiente grupo Los Yaki ese foco se fundió, siguieron El Amor, Tinta Blanca y el festival cerró a las 9 de la mañana del 12 de septiembre con la memorable actuación de Three Souls In My Mind, un grupo que era liderado por un joven clasemediero de Puebla que se había llenado del sonido del blues durante su estancia estudiantil en la ciudad de San Francisco, una mente siempre inquieta y que representó años más tarde el espíritu de protesta que paradójicamente en vida nunca ha experimentado, un grupo al que pertenecían también en grandioso baterista Carlos Hauptvogel, hijo de un empresario automotriz de la ciudad de Guadalajara y el maestro Ernesto de León quien había sigo integrante de una de las bandas más desconocidas pero no por ello menos importantes de la naciente escena del rock de México, un grupo llamado Los Ovnis y que había de ser de gran influencia para varias de ls bandas que se presentaron en el festival, a este grupo que cerró el festival le abrió las puertas a su bajista y cantante para construirse una historia que hasta ahora 40 años después no parece tener final, Alejandro Lora y todos los presentes en ese cartel del festival sufrieron de la incompetencia del gobierno hacia el rock y fueron relegados a los escenarios de la periferia de la ciudad donde tuvo que resistir por más de 20 años hasta que renació por influencia del Rock Argentino, se perdieron más de 2 décadas partir de la satanización que se le dio a un festival que marcó a la juventud de nuestro país, tal como otros festivales habían marcado a los jóvenes en otras latitudes (Woodstock en Estados Unidos, la Piedra Roja en Chile, el Concierto de las Bandas Eternas en Argentina), para el rock mexicano, Avándaro marco la deificación de los grupos que se presentaron, pero lamentablemente también marcó su disgregación y su ostracismo, desde esa fecha se negociaron los permisos para la música en vivo, el rock que era una actividad lúdica para la clase media alta se convirtió en un producto degradado y enviado a los hoyos funkys, parafraseando a José Agustín, todas las manifestaciones culturales de numerosos jóvenes mexicanos que habían filtrado planteamientos hippies por obra de la ruda realidad que vivía el país después de 1968, el año de 1971 marca un antes y un después con la llegada del Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, el costo fue muy alto, sin embargo ahora recordamos esas épocas y a esos grupos con la nostalgia de lo que no vimos pero escuchamos, gracias a la memoria los que lo vivieron, ese 12 de septiembre de 1971, alrededor de las 3 de la mañana, un joven guitarrista salía con su banda desde el famoso bar Terraza Casino, se dirigía de forma desesperada hacia el festival, ese músico no había aceptado la oferta que se le había hecho unos meses antes para participar en el festival por el pago que se le iba a dar y porque no quería tocar junto con los de Three Souls, iba acompañado de los Sinners y los Locos del Ritmo enfundados en sus lujosos trajes y subidos en unas limosinas que jamás llegaron por el tráfico de la autopista México-Toluca, toda la vida se ha mencionado como el gran ausente del festival, Avándaro termina con una era romántica del Rock de México, lo entierra en un ataúd de piedra y le clava una puñalada casi mortal, el festival marca un antes y un después por lo que se vivió ahí, no fue un frenesí alocado de drogas, tampoco fue el festival mejor logrado, fue simplemente 'el festival' a partidor del cual se comparan todos, por la importancia y el poder de convocatoria, los músicos que no llegaron esa noche les tocó vivir en carne propia la prohibición posterior, ese guitarrista que responde aún al nombre de Javier Bátiz representa lo que Avándaro fue años después, una constante lucha con poco reconocimiento de una obra que es inmensa e inmortal, así mientras a 50 kms estaban sin poder avanzar cómodamente instalados en autos lujosos, a unos cientos de metros del escenario se encontraban niño de apenas 12 años de edad que había ido al festival por iniciativa de sus amigos, habían dejado la cuidad desde Azcapotzalco para unirse al éxodo juvenil más imponente que se tenga memoria, había abordado un autobús sucio y abarrotado de hippies y ese día había observado con sus propios ojos todos los excesos que el rock libre y sin censura puede ofrecer, ese niño que años después me contaría su aventura rodeado de gente que vivió una noche de paz y amor, de rock y de libertad hasta ahora sigue recordando ese hecho con la nostalgia de quien recuerda las grandes épocas, de quien rememora una época donde el rock era un lujo por la dificultad de observar conciertos en vivo, ese niño de mirada inquieta que siempre que recuerda Avándaro esboza una sonrisa en su rostro flagelado por sus 55 años de edad y que vivió de cerca todo lo que pasó esa mágica noche de 1971 cerca del lago de Valle de Bravo, ahí junto al lodo y las tiendas de campaña improvisadas, vivió lo que cerca de medio millón de personas recuerdan con la memoria marcada para toda su vida, una época distinta donde el vinilo de los discos de acetato agotaba las agujas de los tocadiscos y el material que compraba con su trabajo, en una época donde los discos de 45 revoluciones eran de colores y las portadas tenían colores brillantes, ese niño que constituye la memoria viva de un festival que trascendió al tiempo y que creó una leyenda que está más viva que nunca, ese mismo niño que es el legado musical de mi vida entera, ese niño, es mi padre.

'Un aplauso para Luis Echeverría que nos va a mandar 300 camiones de 50 pasajeros para el regreso... a todo dar el chavo ese'
- Presentador de Avándaro -


Ficha Técnica
Fecha de Lanzamiento - 1982
Discográfica - Cisnes Raff
Productor - Three Souls In my Mind

- Recomendable Si Les Gusta -
Napoleón XIV de Los Ovnis, Los Rippers de Los Rippers, Rock con Los Locos del Ritmo de Los Locos del Ritmo, Dud Dug's de Los Dug Dug's, El Ritual de El Ritual, Epílogo de El Epílogo, Tinta Blanca de Tinta Blanca, Love Army en Avandaro de Love Army, La Fachada de Piedra en Avándaro de La Fachada de Piedra, Peace and Love Avándaro 1971 de Peace and Love, La Revolución de Emiliano Zapata de La Revolución de Emiliano Zapata


Título del Disco
El primer disco de Three Souls In My Mind tiene el muy confuso título de Colección Avándaro y fue editado en el año 1970, clásicamente se considera su lanzamiento posterior a la presentación del grupo en 1971 en el famoso festival de rock y Ruedas de Avándaro, por lo que discos Denver reeditó en 1990 ese trabajo del grupo y se le denominó de esa forma.

Portada del Disco
Fue un diseño de Adolfo Basi, se trata de dos imágenes superpuestas con la formación de la banda en 1970, de izquierda a derecha aparecen Ernesto De León, Sergio Mancera, Alejandro Lora y Carlos Hauptvogel

Tracklist

1.    Lennon Blues  
2.    Let Me Swim 
3.    Don't Want You (Recomendación 4 Estrellas)
4.    Red Dressed Lady 
5.    Bring It On Home To Me 
6.    Una y Otra Vez (Recomendación 4 Estrellas)
7.    Don't Ask Me 
8.    Lolita 
9.    Worried and Lonesome Blues
10.  Down The Road
11.  Déjenme Vivir

Track By Track Momentos Cumbres
- El disco abre con un blues muy en onda del Delta del Mississippi, muy a la Willie Dixon y a la Muddy Waters, Lennon Blues es una remembranza al antiguo líder de The Beatles, un blues de doce barras clásico que Alejandro Lora interpreta con esa voz rasposa y llena de sentimiento que en es entonces aún poseía, Carlos Hauptvogel lleva el ritmo de batería de una forma magistral y el maestro Ernesto de León esboza riffs blueseros por todos lados.
- Let Me Swimm, el segundo tema es otro blues muy bien fabricado a partir de la linea de bajo sobre una escala pentatónica rítmica que Alejandro Lora teje para unirse a la percusión de Carlos Hauptvogel que demuestra virtuosismo sobre los tambores, Ernesto de León haciendo una mancuerna muy bien lograda con Sergio Mancera en la segunda guitarra, Lora canta con un efecto de delay con el micrófono, algo adelantado para el año de su publicación, un tema muy adecuado para continuar con esa línea de blues.
- Don't Want You incorpora una armónica que fue interpretada por el maestro Rafael Salgado quien más tarde iba a ser parte del Tri, un blues mucho más tranquilo, muy similar al trabajo de Robert Johnson o de John Mayall, una escala de blues clásico en el bajo de Alejandro Lora y como casi todas las canciones que interpretaban en esos tiempos con una letra en inglés.
- El siguiente tema esta muy emparentado con el trabajo de Johnny Winter por esos pasajes de interludios sobre la línea de doce barras del blues clásico, Red Dressed Lady cuenta con un solo de flauta obra de Rodolfo Ibáñez, un tema que continúa sobre la temática de blues.
- Bring It On Home To Me, un tema mucho más melancólico en la letra y en la armonía, el solo del maestro Ernesto de León es por mucho de los mejores del disco, esa forma de pasar de una escala a otra y la fluidez de su sonido enmarcado por las líneas de bajo de Alejandro Lora, un grupo que en ese entonces fabricaba canciones llenas de inspiración.
- Una y Otra Vez, de una etapa primigenia de Three Souls y que más tarde Alejandro Lora iba a re interpretar con otro estilo en El Tri, es una versión inicial y extraordinariamente fabricada por la percusión de Carlos Hauptvogel, es sin duda el mejor tema del disco y que Lora canta con un sentimiento impresionante.
- El siguiente tema toma como base el estilo de Buddy Guy y de Albert King, un blues mucho más rítmico y acelerado, con esos clásicos contrapuntos en las voces, Sergio Mancera aporta el ritmo y el maestro Ernesto de León los riffs que asoman por toda la canción, un excelente tema.
- La obra de Vladimir Novokov inspira el siguiente tema, un blues experimental llamado Lolita con una enorme carga de cambios de ritmo y que nos recuerda el trabajo de Slim Harpo y más recientemente de Luther Allison, la batería de Carlos Hauptvogel lo ubica como uno de los mejores percusionistas de la historia del Blues de México, la voz de nuevo con un delay le da un aire mucho más sementero.
- Worried and Lonesome Blues continúa con esa tendencia bluesera pero mucho más con ese estilo del blues del Sur como lo hacía Bobby Rush, esos cambios de ritmo sobre una base pesada, casi pantanosa característico del blues de esa región, un tema de transición.
- Down The Road es otro tema de blues con alta carga sentimental que Alejandro Lora canta al estilo de Howling Wolf, casi un swing con un ritmo a destacarse.
- Déjenme Vivir ya marca un ritmo diferente, es mucho más rock que blues y con una letra de alta carga social, ya se comenzaba a ver la vertiente que habria de seguir Three Souls hasta su disolución en 1984.

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